
27 de Mayo, Día Nacional del patrimonio, nuestra identidad, la historia presente y patente. Qué mejor que celebrarlo en Valparaíso, declarado hace algunos años patrimonio de la humanidad por parte de la UNESCO. Dejarse tentar por la ciudad de los troles, los ascensores, de casas multicolores empinadas en sus altos y vertiginosos cerros, donde se conjuga la nostalgia con la modernización compulsiva… Recorrer los cerros Bellavista, Alegre, Concepción, Cárcel, Panteón, Santo Domingo, Cordillera… caminar por calles empedradas y escaleras sin fin y de difícil retorno… los museos, las construcciones, la bahía siempre resplandeciente. Los miradores con los distintos enfoques de la misma ciudad… los recorridos turísticos instaurados, la oferta gastronómica, las galerías de arte, entre tantas cosas…

Pero para nosotros y nosotras, los y las porteñ@s de nacimiento y de adopción, el patrimonio está en las calles, en sus niñ@s, sus viej@s sabi@s, en tod@s quienes caminamos y desteñimos las calles, vivimos lo rutinario y lo excepcional en sus rincones, nos apropiamos de los espacios públicos y privados. Así, cada cual tiene su propio recorrido patrimonial, su propia historia y contenido identitario.
Sin duda para mí mi puerto adquiere vida cada mañana, desde mi ventana, con esa vista privilegiada que me permite ver la ciudad desde su inicio o su final. En el camino cintura, que se transforma en Avenida Alemania, en los negocios de esquina donde aún hay caseros que saben tu nombre y te hablan diariamente de lo humano y lo divino. En los bares con música de antaño y nuevas tendencias, en las lanchas del Muelle Prat, en la sensación de el gran barco que es el Muelle barón… En los cerros no patrimoniales, que se presentan rebeldes a cualquier lógica y son habitados hasta rincones inimaginables, en la historia de las mujeres, los hombres, niños y sus relatos de vida… Valparaíso es a la vez una urbe particular e infinita, que se vive y se respira entre la nostalgia, las escalas de grises y los múltiples colores… en donde a un paso tienes realidades por otras ciudades negadas y proliferan tribus urbanas, grupos culturales, movimientos invisibles, sonidos, olores, sensaciones…. En cada café, copa de vino o chorrillana compartida, entre risas y llantos, alegría e impotencia… en los laberintos… en los mil puertos… en uno solo…