Hoy, de lejos, alguien me reconoció. Me habló, me señaló mi nombre y mi profesión y me dio dos pistas. Lo miré por segunda vez, y era aquel joven de 13 o 14 años que conocí en mi primer trabajo, junto a su familia, compuesta por ambos padres y cuatro hermanos. Ahora, de ese joven que conocí, y con el que hablé unas cuantas veces, había poco... Estaba esposado y engrillado, y esa imagen, me ha dejado marcando ocupado todo el día...
Lalo comenzó a trabajar y a mantener a su familia a los 10 años. Conoció el esfuerzo, la competitividad, cuando la mayoría de nosotros y nosotras sólo pensamos en el colegio. Desertó en sexto básico, y empezó a consumir drogas a los 11 años. A la misma edad comenzó a conocer el robo como una estrategia mucho más eficiente para mantener a su familia, y poder mantenerse a sí mismo. Hoy me dijo "mis manos siempre han sido mis cadenas y mi mente siempre han sido estas esposas". Con diagnóstico de esquizofrenia, buscaba sus fármacos, y miraba un poquito de libertad. Hace dos meses está en la cárcel y tiene una hija de cinco, que le cambió la forma de ver y plantearse el mundo, su mundo...
Hablamos unos quince minutos, de su vida, de sus hermanos, la figura de su padre, de tantas cosas... Ha recibido muy pocas visitas en la cárcel, y tal vez, esa conversa ha sido de las pocas que ha sostenido con la gente de "acá afuera". Si supiera la huella que dejó en mí... la sensación de injusticia que me colmó... Cuantos Lalo no tienen otras opciones a los 10 años... Cuántos Lalos se insertan en espacios donde el delito se valida como forma de sobrevivencia...
Me dio rabia salir de ahí y ver un cartel del gobierno que rezaba "la igualdad es posible", siendo que la mínima base él no la tuvo.... y quizás su hija, tampoco la tenga... No es un determinismo, pero creo que el sistema y quienes le damos vida, nos tenemos que hacer cargo de lo que nos compete... ¿por qué nunca fui más activa para que se insertara en un tratamiento por consumo, por qué naturalicé algunas de sus prácticas, por qué esperé a verlo así para pegarme un remezón? ¿por qué tanta indolencia? Siempre he pensado que tengo la fortuna de trabajar con personas que día a día me enriquecen con sus mundos... pero ¿cuál es mi aporte? sé tb que no soy el mesías que va a salvar las cosas, pero alguna vez he sido capaz de levantar una propuesta distinta, de emplazar una política social, de pensar colectivamente, de traspasar el umbral de esta palabra hacia la acción???? Mientras tanto, unos cuantos Lalo, seguirán... engrillados y encadenados, fuera y dentro de los contextos de encierro, esperando por una oportunidad, por una palabra, por una conversación, por un diálogo ciudadano profundo, que construya sociedad, comunidad....
Mi destino es resistir
esta civilización de poder y de ambición...